Sentirse
torturado, ser leal y traidor de uno mismo a la vez, pensar que el cielo en un
infierno se vuelve, que la pluma que dicta los sentimientos de un corazón
solitario como el mio podría negarse a obedecer y ahora únicamente escribe en
las paredes de mi alma esa palabra que ha sido maldita tanto como bendecida a
lo largo de los tiempos: AMOR
Esta
sensación, que poco a poco aumenta su dominio en mi ser cual orquesta que va en
crescendo y cautiva a su público, me hace preguntarme como es posible que yo,
el soberano de mi vida, el cual debería mantener las riendas de su cordura en
buen lugar, haya podido ser hecho prisionero, de ese caballero apasionado
dedicado en su causa a llevar hasta mi forma de pensar por los raíles de la
locura; el camino que me obliga a escribir estas palabras y a su ves mi poca
consciencia y razón luchan por no dejar salir.
Pero
esta opresión que siente mi corazón ha de ser liberada, así que no me queda mas
remedio que encerrarme en la prisión de mi alma, dejar que mi carcelero diga lo
que tiene que decir… me lo susurra al oído, y por mucho que lo niego: estoy
enamorado.
Mi más profundo ser pregunta el porqué… a lo que únicamente puedo responder que no fui yo el que escogió conquistar, más bien fui encantado una chica, por la cual desplazaría el eje solar de la tierra con tal de verle una sonrisa de felicidad. Soy eso al fin y al cabo un cautivo que no desea ser libre pero que en el fondo de su ser lo que más ansia es que lo liberen de esta opresión
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