Aun no te amo


Mis pensamientos se desordenan una vez mas al verte pasar y pienso que aun no te amo, pero siento como los días empiezan a ir cada vez más rápidos convirtiéndose en semanas y meses a tu lado mientras las manecillas del reloj no se ponen de acuerdo en cuando parar. No es porque los recuerdos contigo se esten acumulando en las estanterías de mi mente que tú has vaciado, pero de sopetón has pasado a ser una prioridad y ya no quiero almacenar nada en mi cabeza que no seas tú.

No sé lo que es estar noches en vela sin pegar ojo porque no puedo librarme de tu silueta, seguramente lo sabre, aunque ya empiezo a ver el móvil por las mañanas esperando un buenos días tuyo. Y no me malinterpretes, pero no me gusta pensar que los necesito, que te necesito en ellos, porque eso sería admitir dependencia y ninguno de los dos quiere eso porque no estamos listos para ello.

Ya no puedo entrar en una sala llena de gente porque mis ojos culpables no consiguen ver a las personas, únicamente te ven a ti, no buscan otra cosa que no sea un rastro de tu mirada cómplice. Y es que hay mucha confianza, demasiada…  Ya no hay manera de volver atrás y en el fondo no quiero admitirlo, porque si lo hago sé que me quedare solo, y tú ya sabes demasiado bien que ese sentimiento y yo no vamos por el buen camino.

Aun no te amo, sin embargo, ya has sacudido todos los cimientos de mí alma, has hecho vibrar cada fibra de mi ser en un solo abrazo y consigues que mi corazón abra sus puertas de par en par con una sinceridad que me asusta. Me aterroriza porque esto nunca antes había pasado, nunca estuvo planeado de esta manera y no estaba preparado para afrontar un pistoletazo de este calibre.

No es que te haya jurado un amor diario, pero empiezas a romper mi rutina colándote en ella disimuladamente con tus sonrisas o tu cara de ofendida, mis esquemas se caen al suelo junto con mi orgullo poco masculino y la poca seriedad que puedo reunir delante de ti, y ahí siguen esperando que alguien los recoja. Y es que me es imposible no imaginar lo bien que queda tu risa con mi carcajada, que ya de por si es suficiente escandalosa.


Lo peor de todo es cuando te vas, porque siempre se queda ahí ese silencio entrometido que me obliga a pensar que nada volverá a ser igual, dicen que los vacíos están para ser llenados, pero temo que el tuyo se convierta en uno demasiado grande. Eres un rompecabezas diseñado para exasperarme a la misma vez que me haces sonreír y me conviertes por el camino en un estúpido que se desvive por tu felicidad, porque no estoy enamorado. pero llegados a este punto de lo único que estoy seguro, es que me he vuelto bobo.


+ ¿Se puede saber que estás pensando ahora? – Dice ella como si se hiciera la loca, en lo que por cierto, es profesional.

- Nada, cosas de tontos – Digo yo, aunque sé que le acabare contando todo una vez mas.

Paris s'habille

Las gotas de una tenue lluvia bohemia salpicaban las calles de Paris, que brillaba bajo las nubes grises de un firmamento que una vez más se había propuesto llenar sus calles de agua y magia, una combinación harto común en dicha ciudad. La bella Notre Dame tañía sus campanas de cristal en un atardecer rojo que iba dejando paso a las luces que tenuemente se  hacían con el dominio de las sombras de los edificios.

Las farolas iluminaban tímidamente los rostros de todos aquellos afortunados, que vivían en el lugar donde el amor va de la mano con todas las ilusiones que se han perdido entre besos, despedidas, sonrisas, reencuentros y demás emociones que aun a día de hoy se niegan a abandonar las faldas de la querida dama llamada Eiffel.

Entre todos ellos estaba cierto chaval, las gotas le llovían en la cara mientras este abría los ojos y suspirando veía desvanecerse el poco calor que conservaba su cuerpo en forma de vaho. Se detuvo a pensar por un momento que ese humillo estaba tomando la silueta de aquella mujer de tez blanca que tantas veces se había robado su atención y probablemente su corazón.

El muchacho se levanto con parsimonia del banco donde estaba situado y hecho andar hacía cierto bar donde tantas veces se había escondido de las aflicciones que le rodeaban. Los arboles se mecían suavemente con la brisa del otoño y el no pudo evitar pensar en que el movimiento de estos era parecido al cabello azabache en el que tantas veces había disfrutado perdiéndose. Entro por la puerta de su pequeño refugio. Ordenó un café solo, como le gustaba a él, y dulce, con tres terrones y un poco de leche como le gustaba a ella.

Acaricio la taza mientras la noche tomaba posesión de las calles circundantes. La brisa empezó a soplar junto con una tenue frialdad, mientras esta, iba desapareciendo de su cuerpo a medida que se calentaba con ese néctar marrón, un color que le hipnotizaba cada vez que lo miraba fijamente, ya fuera en aquella taza, o en los ojos de cierta mujer, los cuales no alcanzaban a tener final una vez navegaras dentro de ellos. De repente deseo que estuviera ahí para poder sostener sus dedos, sabía que estarían fríos y el viejo truco de las manos en el café nunca fallaba para hacerla sentir un poco mejor.

De repente la campanilla del establecimiento dio paso a un sonar de tacones que bien conocía. Como siempre se había hecho de rogar y mientras su chaqueta larga de invierno ocultaba la hermosa silueta de guitarra, él se imaginaba a sí mismo como músico de aquel instrumento. En un suave desliz transcurrieron unos segundos que pasaron desapercibidos a sus 5 sentidos. Ella se sentó, le sonrió y empezaron a hablar una vez más como si el tiempo hubiera dejado su puesto de trabajo libre y estuviera de paseo con la felicidad.

La llama de la vela bailaba en el centro de la mesa al ritmo de un saxofón que jugaba con la noche, y mientras el observaba su sonrisa meciéndose entre sus cachetes se aventuro a sacar un anillo de su chaqueta mojada, lo abrió delante suya y en ese instante la ciudad se cobraba una vez más otra historia cargada de magia e ilusión mientras ella respondía:

-Te amo, si quiero.        

Belleza

La música de una tierra de fuego y baile sonaba desde algunos balcones que seguían brillantes como en sus mejores momentos de aquella época colonial ya lejana para los transeúntes que recorrían el lugar, la brisa de un mar rebelde se colaba tranquila entre sombrillas y cafés, mientras los niños jugaban a ser adultos irresponsables en aquel parque con forma de barco que a muchos adultos con almas de niños había visto crecer.

En medio de aquel ambiente tropical, un muchacho en la flor de la vida tiene su mirada a la deriva en algún lugar desconocido para todos aquellos que apenas se percataban de su presencia. Camina nervioso, sin pararse en un mismo lugar más de lo que dura una lluvia de verano y bien poco sabia él, que el tiempo había decidido detenerse a escuchar la melodía de las olas.

El viento acaricio su cara levemente como lo haría una madre preocupada y el alzo su vista por instinto, fue entonces cuando aun pesar de los cristalinos rayos del sol todo a su alrededor se congelo para él, siendo reflejada únicamente una sonrisa que afloraba entre la multitud y una sudadera del color  brillante utilizado por la realeza. Su paso era lento pero firme y apenas empezaron a salir palabras de una boca que solo temblaba, ella alzo sus brazos y lo acogió entre ellos.

El sintió sus manos tensas alrededor de aquella mujer que había conseguido que un gigante se sintiera de la estatura de los pequeños que recorrían la plaza que antaño había sentido las caricias del gran azul. Tarde fue el momento en el que su ser se perdió inmenso en aquellos iris del color de la miel, en donde no solo vio belleza sino a aquel que los había forjado, comprendiendo por un instante cuanto amor había sido depositado en ellos.

Una voz dulce como el color de sus ojos lo despertó de su encuentro con el creador, y súbitamente tuvo que afrontar unas palabras para las que no estaba preparado.

-¿Cómo estas?


El se limito a sonreír y con la poca voluntad que le que respondió y empezó a caminar junto a ella, pensando para sus adentros de que leyenda habría salido aquella mujer que lo acompañaba. 

Aun no te quiero

Dobla la esquina como si la calle fuera suya al compas de un ritmo cubano que parece que decidió mudarse permanentemente a sus cinturas. Entonces; los pájaros dejan de cantar, el mar entra en una sutil calma, el universo colapsa y me dirige su mirada hacia mí. Se acerca matizando el silencio a su alrededor, y es en ese preciso momento cuando el reloj de arena no deja caer más granos de arena en la realidad y pienso para mis adentros.

Aun no te quiero, pero tienes un algo que te ronda alrededor que hace que te recuerde más de lo que pretendo, aun no he descubierto que es, pero si voy con el tiempo a tomar unas copas, probablemente lo termine averiguando.

No es que las madrugadas nos hayan visto hablar hasta que uno de los cayera rendido, pero probablemente lo harán. Mientras tanto vas entrando en mi cabeza y vas desordenando todos los muebles sin ni siquiera avisar, yo solo me rio porque ambos sabemos que no es la primera vez que lo haces y nunca estaré humanamente preparado para ello.

No es que me hayas sostenido la mirada millones de veces, pero cuando lo haces; la sombra de un escalofrío amenaza con recorrerme la espalda sin piedad, mis cachetes discuten con mi orgullo mientras un rojo tímido se apodera de mi cara y mi sonrisa delata la felicidad que se esconde detrás de mis ojos.

No es que decirnos adiós sea difícil, pero cuando veo tu espalda alejarse te imagino dándote la vuelta para sonreírme y aunque no lo haces mis ojos ya se han perdido en ti, aun cuando ya no te estoy mirando ellos siguen perdidos buscándote.

+En que piensas? –Dice mientras me doy cuenta que el tiempo se ha descongelado antes de lo que planeaba-.

-Que aun no te quiero –Digo mientras le brillan los ojos.


+Y eso? 

-Es lo que estaba discutiendo ahora mismo.

Simplemente ella

La tenue luz del día se colaba poco a poco por las aberturas de la ventana de la habitación de aquel joven artista, el cual apenas acababa de despertar de su encuentro onírico con la musa que le visitaba cada noche. Dispuesto a continuar su obra se levanto, aseo y agarro sus útiles  para perfeccionar por última vez la obra maestra que se atrevió a abordar en algún momento de su vida.

Recordaba su pequeña estatura que le hacia sentir un gigante a su lado, y así lo había plasmado en la figura, de un tamaño medio  que lograba causar un efecto de adorabilidad pero lo suficientemente justo en anchura para lograr un cuerpo que seria atractivo a vista de los mortales.

Poco a poco fue plasmando el bailar de sus caderas y aquella cintura que hipnotizaba a todo aquel desdichado que se atreviera a cruzarse con ella, unas caderas que ni el propio Vivaldi se hubiera atrevido a tocar por temor al carácter de semejante instrumento. Asimismo perfilo sus manos pequeñas y dulces que tantas veces lo habían consolado cuando necesitaba sentir el contacto de alguien calido y cercano.

Tallo con mucho mimo y cariño sus ojos en los cuales disfrutaba perderse en su infinidad, trato de recrear su pelo que era tan indomable como su propio carácter, y por supuesto la sonrisa que lo había cautivado desde el primer momento en que la vio porque en sus pensamientos, el mero hecho de que ella le sonriera, era suficiente pretexto para realizar cualquier reto titánico que se le presentara por delante.

Esta musa estaba plasmada en la piedra de tal manera que recreaba la posición exacta que utilizaba cuando charlaban de mil y una historias que hubieran envidiado a la mismísima sherezade, y observando su creación final, sabía que en realidad nunca la acabaría pues siempre hallaría mas detalles que plasmar, sin embargo y sintiéndose atraído por querer ponerle un nombre a su obra, escribió desde lo mas profundo: Just her


Soñar en hojas de otoño

Era una fría tarde de noviembre, mi cuerpo se empezaba a entumecer bajo la lluvia pensando si llegarías con el viento incansable que acariciaba mis brazos cansados de sostener un teléfono que ambos sabíamos que nunca se decidiría por sonar. Mi paciencia poco a poco se veía mellada ante aquel atardecer que terminaba por despuntar mis ultimas esperanzas de verte doblar la esquina de la plaza, en la que tantas veces nos habíamos encontrado.

Casi me disponía a embarcarme a la deriva entre los callejones de un pueblo que se negaba a encontrarme contigo, cuando de repente te vi; fue en ese instante en el que supe que ya estaba perdido completamente en tu silueta, mis pendones ceñidos de orgullo habían caído a tus pies, la poca voluntad que me quedaba se escapaba junto al calor de mis manos y el tiempo, una vez más, se negaba a hacerme su cómplice.



En mi interior yo gritaba a mis sentidos que despertaran, pero ya era tarde, todos y cada uno de ellos habían caído bajo tus encantos y se negaban a responder a las ordenes desesperadas que daba la poca serenidad que me quedaba. Cuando el primero de mis pasos avanzo hacia tu encuentro, supe que ya era tarde para mantener la razón y me rendí ante lo inevitable: tu mirada.



Acabe perdido en unos ojos pintados de un marrón acuarela que me recibían con una mezcla de añoranza,orgullo o admiración(quien sabe si eran las tres juntas) una combinación no apta para los más sensibles de corazón y que pocos valientes se atreverían a beberse de golpe. Pero tu y yo sabemos que mas que valiente siempre fui un tonto sin remedio al que le gustaban los retos. Y a veces la diferencia entre ambos esta separada por una fina película de amor.

La tarde cerró con un caer de hojas que anunciaba el final del otoño y el principio del invierno, aunque nunca me quedo claro si se trataba de las estaciones o de nuestros sentimientos.


Almas entre niebla

Una vez mas me encuentro ante el vació de mis pensamientos y no puedo evitar perderme en los vapores que producen algunos de ellos aun a día de hoy. Poco a poco voy abriendo los ojos y estos se encuentran con imágenes que ya creía sumergidas en las corrientes del olvido y que inevitablemente se niegan a dejarme solo en esta nada que me rodea.

Allí esta él, sonriendo como siempre y esperando que vaya hacia donde esta una vez más... y para mi desgracia lo deseo, lo persigo con mi mano de niño por delante e intento de todas las maneras posibles alcanzarlo y si me es posible retenerlo para no dejarlo ir. Pero... no, no es posible y con las marcas hundidas de lagrimas en mis ojos veo como se aleja entre la niebla que tan repetidamente me ha negado su presencia.

Empiezo a rogar, suplico y grito... no deseo estar presente cuando la siguiente invitada este aquí, no deseo su compañía ni sus fríos abrazos. Para mi pesar, ahí esta y como siempre aparece con esa cara de lastima, intenta hacerme creer todo lo que dice... en algunas ocasiones lo consigue hasta que llega el punto que ya no la soporta y le exclamo que me deje solo. Ella simplemente se da la vuelta, sonriendo para sus adentros pues ha conseguido su objetivo.

Me encuentro hecho un ovillo mientras a mi lado pasan y pasan los recuerdos de personas que ya olvide y de aquellos que se sumaran a los primeros... Alguien parece que se ha parado a mi lado, no parece tener intenciones de irse... me da un poco de miedo... ¿Que desea? Puedo ver que hay una solemne tranquilidad dibujada en su rostro, pero no entiendo cual es su motivo para estar aquí. Vislumbro una especie de objeto a su espalda, lo cual causa una gran tristeza en mí... No se que responder, aunque al parecer no es necesario ya que simplemente se limita a asentir con la cabeza.

De repente me levanto, todo se ilumina, él sonríe, empieza a caminar y sin tan decir una sola palabra se que me pide que lo siga. Empiezo a seguirlo descubro muchas sonrisas y caras que no hubiera creído volver a ver... Me descubro a mi mismo derramando lagrimas, extiende sus manos, me abraza, y antes de que pueda decir ninguna palabra me susurra al oído: 

"Jamas te dejare solo"


Carta de un amigo(terrenal)

Hola!

"Bueno realmente he estado pensando mucho como escribir esta misiva, y como no se me ocurre nada voy a empezar directamente, te agradecería de todo corazón que leyeras lo que te quiero decir
¡¡¡De antemano muchas gracias por tu atención!!! 

Se que estas ocupado últimamente, que casi no tienes tiempo y probablemente estas pensando en tu futuro, pero aun así me gustaría tener información de ti, hace tanto que no hablamos que me da muchísima tristeza pensar que me estoy perdiendo los grandes sucesos que están ocurriendo en tu vida. Estaré esperando tu respuesta con ansias desde la ventana de mi casa, en la habitación donde solíamos jugar. 

Soy consciente que muchas veces te falle, discutimos y a lo mejor no fui el mejor amigo que podías haber tenido... Quisiera pedirte perdón por ello, por todos aquellos momentos en los que ambos nos sacábamos de nuestras casillas, realmente, no puedo evitar pensar en ello y recordar con una sonrisa todo lo que vivimos, aunque tengo la sensación de que me estoy olvidando de muchos detalles cuanto mas pasa el tiempo .

¿Sabes? Hay muchos defectos que tenemos ambos, y recuerdo como nos hacían enfadar, como discutíamos por miles de cosas, pero con los años comprendí que gracias a ello pude entender que era lo que te hacia heria, quizás tu no lo sabias pero desde el fondo de mi corazón intentaba mejorar mis fallos para no hacerte daño y a la misma vez quería ayudarte con los tuyos para que pudieras crecer como persona.


Te extraño mucho, sobretodo las locuras que solíamos hacer, recuerdo como temblaba la gente cuando nos proponíamos hacer alguna de nuestras trastadas, todas aquellas noches en las que intentábamos arreglar el mundo o simplemente escuchábamos los malos sucesos que le habían pasado al otro. Aunque peleáramos, riéramos, soñáramos o nos dejáramos de hablar por berrinches de niños, soy consciente que cada uno de esos momentos en la linea del tiempo fueron realmente magníficos.

Desgraciadamente ahora mismo estoy aquí sentado escribiéndote una carta, que realmente no se si recibirás, pero que espero que algún día te llegue y cuando lo haga, que me puedas recordar a mi como yo te recuerdo a ti, como un amigo al que quiero desde el fondo de mi ser. Hasta que llegue ese día estaré esperando por ti, y no te prometo que este siempre receptivo a recibir tu respuesta, pero te puedo decirte que en el fondo de mi interior te lo agradeceré enormemente.

                                                                    Firmado: Un amigo

"En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia" Proverbios 17:17

La nostalgia del tiempo

Era un 4 de julio de 1935, el benjamín de la familia corría emocionado por la casa buscando la salida al jardín para plantar una semilla de manzano que su padre le había regalado el día anterior, a él le encantaban las manzanas, y estaba desesperado por ver crecer ese árbol para que diera su tan anhelado fruto. De esta manera se dirigió raudo al exterior y con mucho mimo cubrió la semilla de tierra con sus pequeñas manitas, sentía como su pecho se hinchaba de orgullo pues estaba confiado que algún día esa pequeña semilla sería un esbelto árbol.

Los años pasaron, el pequeño niño ya no era tan pequeño y la semilla que un día plantó se había convertido en un joven tronco que sacaba sus veraniegas hojas a relucir. Nuestro querido amigo se hacia adulto, ya no tenia el pelo tan corto casi alcanzaba a su madre en estatura y comenzaba a sentir emociones que antes no había experimentado. Sobretodo por la chica de la acera de enfrente, la cual observaba bajo su verde amigo y que pasados unos meses, bajo las ramas de aquel tronco,le declaró su amor besándola como nunca lo haría con otra mujer.


Desgraciadamente la guerra toco a su puerta, tuvo que dejar su hogar y despedirse de aquellos que amaba: Una madre que no podía observar como su hijo se perdía en la distancia, un padre de familia entristecido que temía que su hijo muriera de la misma manera que antes lo había hecho su progenitor, y una chica que sentía como el ser al que había amado se llevaba sus sonrisas, sus tardes de alegría bajo aquel manzano y la esperanza de un futuro juntos. Él simplemente caminaba hacia el autobús sin mirar atrás, y solo se detuvo para admirar la corteza de su amigo que estaba crecido por los incontables días transcurridos. Se fue de su hogar con una sonrisa en la cara y la certeza de que volvería.


Pasaron innumerables meses, la joven que un día se había enamorado se convirtió en mujer. Ya empezaba a abandonar la esperanza de volver a verle, aunque eso no evitaba que visitara al vecino de vez en cuando y hablaran del valiente joven que estaba dando su vida en el frente. Al final ella salia afuera, se sentaba y observaba como los rayos del atardecer se colaban entre las hojas y hacían brillar las manzanas que reposaban en el suelo, las cuales esperaban también a aquel joven niño para hacerle feliz, o por lo menos a su estómago.


Él regreso una tarde lejos ya de aquel verano en el que había partido, su cara estaba marcada por el cansancio, la muerte y la sangre que había derramado en nombre de su patria. Caminaba con un paso lento, esperando ver si los sueños que había tenido con su hogar no se esfumarían una vez mas, pero no, allí estaba su madre llorando de la alegría, su padre con una sonrisa de orgullo en su cara y la mujer que tantas cartas le escribió pero jamas pudo responder. Sin perder ni un momento, se arrodillo y allí le pidió matrimonio.


El manzano extendió sus hojas como jamas lo había hecho, el verde de su copa rodeaba a la gran mayoría de invitados y sobretodo a su amigo que no dejaba de sonreirle a aquella mujer vestida de blanco que tan bien conocían ambos. Una vez más escucho como pronunciaba la promesa que tiempo atrás había salido de su boca, solo que en este caso su compromiso era ante aquel que lo había protegido en la distancia. Se besaron y una manzana se desprendió del árbol cayendo encima del novio, lo cual provoco la alegría y risas de los asistentes.


Pasaron los años, sus cabellos se cubrieron de canas, pero el jamas dejo de amarla en ningún momento. La vida paso fugazmente ante sus ojos, y cuando llego el momento de dejarla partir, él se dijo que también estaba preparado pero antes debía hacer una última cosa. Salió una última vez al jardín al igual que aquella vez que estuvo emocionado con el regalo que su padre le había dado. Se sentó bajo su astillado compañero con una de las manzanas que el verano había dejado, la limpio con su viejo jersey llevándosela a la boca, sonrió una vez mas y lentamente cerro los parpados mientras la última hoja del otoño caía en su cabeza.

Carta de las injusticias nº1

Era diciembre de 2004 y el pequeño Jimmy se sentó a escribir en su escritorio una carta que jamás llegaría a su destino, una carta cargada de sentimientos para alguien que en su corazón ocupaba un puesto notable:

¿Sabes? Aun recuerdo cuando te vi por primera vez en los pasillos de la escuela, eras alguien que siempre estaba sonriendo, realmente no sé cuando empezamos a hablar, solo sé que era bastante normal, hola y adiós, en eso prácticamente se basaban nuestras conversaciones y quizás había un abrazo de por medio o dos besos típicos de saludo, pero desafortunadamente nada mas, aunque por dentro deseaba que pudiéramos hablar como dos grandes colegas.

Tardo su tiempo pero al final empezamos a hablar un poco más, y la confianza fue entrando poco a poco, y desgraciadamente era una época mala para los dos, yo intentaba llamar tu atención con bromas que para mi eran inocentes, como un niño pequeño que siempre quiso atraer la atención de su padre o su madre. Pero lo único que conseguí fue ofenderte hasta que no pudiste más y explotaste, fue  entonces cuando me di cuenta que las cosas que decía te estaban hiriendo lo que resulto mortal para mí.




Es curioso pero a pesar de que siempre intento estar alegre, hay momentos en los que no puedo, yo creo que normalmente la rabia o la tristeza se juntan para que no piense bien las cosas. Desgraciadamente yo también soy un niño pequeño que cuando le dicen que algo estuvo no estuvo bien, se siente fatal, porque los remordimientos invaden mi pequeña cabeza. Solamente quiero estar a tu lado para que puedas ver mi cara de arrepentimiento, para poder explicarte mis intenciones, pero desgraciadamente se que no será así.

Me muerdo los labios para no llorar y que mi madre no pregunte que es lo que me ocurre, algo a mi oído me dice que vaya y te diga que es lo que no me gusta de ti, pero en el fondo se que no puedo hacerlo, mi mayor héroe me diría que cuando quieres a alguien no intentas cambiarlo,  soportas sus errores y si alguna vez es necesario decir algo, que sea con amor para no herir a la otra persona, así que mis labios se quedaran sellados, porque para mí es mucho más importante verte sonreír.

Desde lo más profundo de mi corazón te mando un gran abrazo, te deseo lo mejor sea donde sea que estés y me sigue alegrando que le puedas poner al mal tiempo buena cara, espero que pronto podamos ponerle los dos esa cara a las tormentas, y mejor aun bailar bajo la lluvia. Cuídate mucho y espero que te vaya bien,.

                                                                         Te quiere tu pequeño amigo
                                                                                                                               -Jimmy

Notas del autor: La historia escrita aquí no es real, sin embargo los sentimientos  lo son, esta es la primera de una serie de cartas que escribiré basándome en sentimientos propios y ajenos. –Cualquier coincidencia con la realidad es pura ficción, lo único de verdad aquí es lo que transmiten los personajes-            

                                                                                                                    
*El navegante*

La leyenda de las piedras preciosas: Esmeralda de la fidelidad


Se dice de una leyenda en la que un hombre ansiaba encontrar la felicidad en este mundo fuera como fuera, este había escuchado acerca de un sabio todopoderoso que era capaz de brindar a quien lo encontrara ciertas piedras preciosas que otorgaban a su propietario múltiples beneficios, las cuales nunca se desvanecerían con el tiempo y estarían hasta el día de su muerte a su lado.

Este hombre fue capaz de encontrar al susodicho sabio, y cuando este se acerco quebrantado en lágrimas ante él pidiéndole ayuda, este se compadeció  y extendiendo su mano lo levantándolo del suelo diciendo:

“Hombre de corazón fiel, por tanto tiempo me has buscado y tal es tu anhelo que te concederé tres piedras preciosas que te ayudaran a lo largo de tu vida, pero que tu deberás cuidar con tu propia vida si es necesario estos regalos que te serán brindados. Y ahora pequeño mortal dime que es lo que anhelas.”

El hombre se quedo pensando durante largo rato y meditando que es lo que necesitaba en su vida para ayudarlo a seguir adelante. Finalmente después de un largo rato pensando habló:

“Oh gran anciano, necesito un motivo por el cual levantarme cada mañana y sonreír, un apoyo que tener cuando todo se derrumbe a mi alrededor y pueda sostenerme a él, necesito palabras sinceras cuando se alce el chisme contra mí, y la alegría de saber que siempre habrá alguien a quien le importo en esta tierra .”

El sabio con una sonrisa en su cara señalo una de las estrellas del firmamento, y cuidadosamente la deposito en su mano, con su mano izquierda empezó a moldearla como si hubiera sido de goma, hasta que fue tomando la forma de una pequeña piedra preciosa. Fue entonces cuando el sabio soplo y millones de hojas verdes revolotearon alrededor de él, las cuales eran absorbidas por la pequeña piedra hasta que esta tomo el color verde de una pradera.


“He aquí te otorgo una esmeralda que siempre estará a tu lado, cuando sientas que estas en lo más bajo, siempre brillará para ti recordante que esta a tu lado y jamás te abandonara pase lo que pase. Puede que algunas veces intentes desentrañar sus secretos pero recuerda que es mucho más profunda de lo que parece y debes tomarte un gran tiempo para entenderla. Pero siempre brillará cuando más la necesites.”


El gran hombre deposito la piedra en el corazón del viajero, y desde ese día el nunca volvería a sentir soledad en su corazón pues cuanto más brillaba esa piedra en su interior, más amplia era la sonrisa en su rostro.

El silencio antes de la tempestad

Todos los allí reunidos permanecían en absoluto silencio mientras la que iba a ser interrogada ascendía a un fúnebre paso hacia el lugar donde ella misma resolvería el turbio asunto que se estaba tratando en aquel momento. Las miradas se iban clavando fijamente en su cara, la cual no precedía a mostrar ningún impulso de miedo a pesar de que la situación habría hecho enloquecer a cualquiera que hubiera estado en su lugar.

Se acomodó en el estrado situado en medio de la sala, siendo observada por cada uno de los presentes. Cuando ella alzo la vista se enfrento ante la fría e impenetrable mirada del juez, este pronunció las palabras que tanto había estado esperando, las que tanto temía escuchar pues sabía que su familia dependía de la respuesta que ella otorgara al que decidiría el destino de su hermano mayor. Inclino su cabeza hacia abajo y cuando volvió a alzarla se percató de que estaba en lugar diferente.

Había innumerables asientos alrededor del lugar y ella estaba en el centro de la misma, en frente suya había una gran dama vestida de blanco que observaba todo a su alrededor, a su izquierda se encontraba una mesa vacía la cual era de un blanco claro, y a su derecha una de color gris oscuro, se percató de que los que se estaban sentando en las gradas eran los sentimientos que almacenaba dentro de sí y la mujer de blanco era su alma. Finalmente empezó a comprender lo que pasaba, estaba a punto de darse un juicio en el que ella daría la razón a uno de los dos contrincantes.

La sala se lleno de un gran silencio, como la gran calma que avecina a la tormenta y fue entonces cuando una mujer vestida de un azul oscuro hacia su aparición a la derecha de la que ahora era la arbitra. De estatura media,  con una cara que no dejaba entrever ninguno de sus planes, todos allí deseaban que confesara todo lo que sabía pero se limitaba a mirar al frente con una mirada que no expresaba absolutamente nada, y con suma delicadeza se sentó en la mesa que se le había asignado, fumándose un cigarrillo en el proceso. Miro a la blanca dama y negó con la cabeza. La falsedad estaba preparada.

Una pequeña risa se escucho en los alrededores, y todos se fijaron en la pequeña niña que entraba a la izquierda dando pequeños saltos. Iba vestida con un vestido de color blanco con tonos rosados. Su expresión denotaba una sinceridad increíble y muchos de los allí reunidos sabían que los ojos de esa pequeña nunca habían conocido la mentira. Tímidamente aparto la silla y se sentó en ella fijándose en la chica que se hallaba en el centro. Dejo escapar otra vez su pequeña
risita y asintió con un gesto a la gran mujer de blanco. La verdad estaba lista.

Ella cerró sus ojos y escucho que alguien decía:

-Señorita no se lo volveré a repetir ¿Es su hermano el poseedor de esta arma con la que fue atracado un banco esta misma mañana?

Todos se alborotaron, los humanos presentes en el juicio y los sentimientos en su interior. El martillo del juez bajo a la misma vez que la mano del Alma pidiendo silencio, y fue entonces cuando comenzó lo que sería el principio del fin.



Continuara…

La magia de una madre


Cada historia tiene un comienzo, y la de todos nosotros comienza en un lugar cálido en el interior de una de las mayores maravillas que la tierra ha conocido, conoce y probablemente conocerá:  la madre.  Desde el momento en que empezamos a crecer en el interior de ese misterioso ser que es capaz de mantener una criatura en su interior hasta que llegamos a este mundo, ya nos están protegiendo colocando muchas veces su mano en la barriga y dedicando cada uno de sus pensamientos algunos como: ¿De qué color serán sus ojos?¿ será rubio o moreno?¿ alto o bajo?¿ llorara mucho o será tranquilo? Y la más importante de todas: ¿niño o niña?
                                                                    
Es  tal es su preocupación, que pasan auténticos horrores en el momento de dar a luz, con tal de que podamos salir y vivir la vida que Dios nos brinda. Aun así lo más impresionante es que después de horas para hacernos llegar lo primero que preguntan cuando acaba todo el tejemeneje de la operación es: ¡¿Esta bien?!  Acto seguido todo el cansancio del mundo cae sobre sus hombros y aun así, sonríen a su pequeño.

Crecemos alrededor de estas grandes mujeres y en este proceso de crecimiento llegan a hacer cosas que el propio Superman tendría que envidiar: son capaces de cambiar los pañales a pesar de que el olor que desprenden sus pequeños llegaría hasta las mismas napias del presidente, se levantaban a las tantas de la madrugada con todo el cabreo del mundo para darnos de comer y callar nuestros gritos glotones. Esta madre podrá tener tres hijos y si le dan tres trozos de chocolate dirá que no le gusta el chocolate para que sus hijos puedan comerlo tranquilamente.

Cuando ya somos niños empezamos a conocer el mundo,  se nos llenaba la cabeza de fantasías , miles de historias, y como no a todo le buscábamos un ¿por qué? ¿Por qué las nubes son blancas? ¿Por qué tengo manos? ¿Por qué eres tan alta? ¿Qué eso? ¿se puede comer? Y es que ellas con una paciencia de aquí al infinito respondían cada pregunta. O esas noches en las que los cuentos que nos contaban hacían que la imaginación volara hasta límites desconocidos  acabáramos durmiendo en sus piernas y nos llevaran en sus brazos a la cama, donde amanecíamos al día siguiente como arte de magia.

La adolescencia tiene que llegar de un momento a otro, y es la edad tan temida de muchos, los pequeños ya han crecido y hay cambios en sus pensamientos, se dan cuenta que sus madres ya no son perfectas y las ven de otra manera, empiezan a independizarse y poco a poco hasta que se terminan alejando de su lado, eso si todavía hay cosas que no se consiguen explicar: ¿Cómo son capaces de cocinar, tender la ropa y atendernos al mismo tiempo? Y no olvidemos esa capacidad innata para encontrar las cosas que parecen perdidas en la infinidad de la casa.

Seguimos creciendo y ya somos adultos perdemos un poco de contacto con nuestras progenitoras, ya no las vemos tan a menudo, pero aun así hacemos una llamada de vez en cuando para ver como se encuentras y hasta a veces pedir un consejo o dos, porque a diferencia de cuando éramos jóvenes ya hemos aprendido que sus opiniones valen su peso en oro, y el 99% de los casos tienen razón. Sabemos que ya se van haciendo viejitas y contemplamos con cariño en los ojos que ha dado la gran mayoría de su tiempo desde que nacimos por darnos un futuro y sentirse orgullosas de nosotros.

Finalmente llegará el día en que les tocara partir, y ya no estarán a nuestro lado, y recordaremos con nostalgia todos esos momentos en los que pensaremos: “ es verdad tenía razón” probablemente nos invadirá una profunda tristeza cuando les toque irse a un sitio mejor, pero siempre la recordaras con una sonrisa en tu cara. Podrás querer a tu amor que mas que a nadie, a tu esposa mejor que a ninguno pero a tu madre la querrás por más tiempo que a ninguna otra persona.

Las madres son personas muy bellas que dedican toda su vida a cuidarnos dando lo mejor de ellas mismas, así que si tienes a tu madre aquí mismo dale un beso, nadie te lo recibirá con mas alegría, y recuerda que estas personas están dispuestas a darlo todo por ti sin esperar nada a cambio. Un aplauso para estas grandes mujeres

Un camino lleno de emociones


Cuando una persona se ve sola ante la inmensidad del mundo, se da cuenta que es insignificante y muchas veces, se acobarda encerrándose en su pequeño universo sin saber que hacer, invadiéndole una total desmotivación que le impide lanzarse a la aventura de experimentar lo desconocido, pero no es el caso con esta clase. Me dispongo a contaros una pequeña historia para todos los públicos, aquí va:

Todo comenzó un principio de curso en un pueblo normal y corriente, en un instituto que no era muy diferenciado de los demás, y en una clase que más que divertida, era monótona. Y es que para rematar la situación las personas que convivían allí eran más tímidas que extrovertidas. Lo mejor aun estaba por llegar: La maestra que debía dar clase ese año fue relevada por otra en su lugar.


De repente comenzó lo que para ellos sería una odisea de sentimientos, cabreos, risas, debates y demás situaciones que fueron llegando a esta extraña comunidad de seres y que cada uno disfrutaba la mayoría de veces. Alrededor de este mundo alguien callado pudo motivarse a seguir adelante, se sentía bien entre aquellos que casi ni conocía y se reía, disfrutaba… la gran mayoría de veces.

Porque eso si hubo momentos de gran tensión, os contare que se sucedieron situaciones en los que el sonido del lápiz causaba un silencio asesino que si no cortaba el aire, cortaba las voces. Que algunas voces se alzaban por encima de otras de forma estridente con la capacidad de dejar sordo hasta al más valiente de los profesores, y aquellos debates alumnos vs profesor que a veces se disfrutaban y a veces acababan en tensión.

Fue un curso largo y el camino recorrido desde que empezó todo a pasado volando, así como el tiempo, las risas y los momentos que compartieron disfrutando de esta extraña clase. Yo soy un narrador que no es omnisciente, pero por lo menos puedo decir que si algo me motivo este curso a estar tranquilo durante los exámenes, y pasarlo bien fue esta clase constituida por todos y cada uno de los locos que la componen. Ya queda poco para terminar, casi nada así que ahora os digo: animo, agarrad al toro por los cuernos y llegad hasta el final sin arrepentiros de nada.

¿La quiero?



La tarde estaba en su apogeo al igual que su reciente sonrisa en el recuerdo constante que se negaba a abandonar su cabeza, pensaba en su forma de caminar, de ver la vida, pensaba en cada mirada cruzada y en la niña que veía en sus ojos. Pero sobre todas esas cosas pensaba en una pregunta que le comía por dentro poco a poco, la cual no sabía responder con toda la seguridad que quería.

La duda le carcomía por dentro pues al fin y al cabo era un ser humano, raza acostumbrada a fallar, a dudar de todo pero ante todo a no saber distinguir lo que realmente sienten. Después de mostrar miradas enigmáticas empezó a hablar a un cielo que le correspondía con el naranja de un sol que para él no existía, ya que una mujer brillaba con la misma calidez en su vida:

“El amor, cuatro palabras tan sencillas y tan complicadas al mismo tiempo, a lo largo de la historia golpean las puertas de hombres y mujeres por igual sin importar su estatus social, su vida, o su forma de ser… y supongo que le ha llegado el turno de aporrear la puerta de mi corazón.  Golpea cada parte de mi cuerpo causando un constante tambaleo en mi cabeza, todo por una simple pregunta: ¿La quiero?”

“Tu cielo estas testigo que pienso mas en ella de lo que debería, que cada vez que me sonríe mi corazón tiembla, mi cabeza no piensa y en mi interior una tempestad de mariposas sacude los confines de mi cuerpo. Sabes mejor que nadie cuantas veces he pensado en su nombre mirando al cielo, con temor de gritarlo a los cuatro vientos por miedo a que se lleven lo poco que tengo de ella.”

“A ti pongo por testigo mar que no he llorado ni una lágrima por ella porque sabes que su felicidad esta mucho antes que mi tristeza, que la amistad que ella me brinda es lo máximo que puedo aspirar y por lo tanto debo empeñarme en hacer de esta una de las más bonitas que ambos hayamos conocido. Sabes que no puedo enfadarme con nada de lo que haga porque ella se ha convertido en motivo de mi sonrisa, de mi felicidad y sé que no se mucho pero lo suficiente para saber que su mera presencia me hace sentir grande entre los mortales.”

“Tu luna, mi más bella dama, la que nunca he dado la espalda. Sabes que te he traicionado, que ya no ocupas uno de los lugares porque ya no alumbras mi vida tanto como lo hacías antes ahora es otra, esa persona se convirtió sin yo saberlo en mi luna y uno de los soles que me mantiene con la suficiente felicidad para seguir adelante cada día. No admitiré que es la que mas pero si una de las más importantes”

“Y ante mi mismo expongo las cadenas de una felicidad que parece efímera, frágil y que al mínimo contacto con la realidad desaparecerán. No sé si la quiero, pero esto es lo que siento, lo que se planta cada día delante de mi corazón. Y ahora cerrare las puertas de mi alma para que esto vuelva a quedar en secreto.”

Acto seguido se dio la vuelta y comenzó a caminar hacía su casa, dándole la espalda a su querida luna, y con una sonrisa en su rostro causada por su más reciente sol le dice adiós al día. Sabiendo que yo, el amor vendré al día siguiente para recordarle a su corazón que la quiere.

I La marea de un nuevo navegar


Abro los ojos ante el nuevo amanecer que se me cuela por la ventana, me saluda con su brillo radiante y yo respondo con una sonrisa quitándome las sabanas que cada mañana se niegan a separarse de mi cuerpo. Antes de comenzar mi rutina diaria me fijo en las razones de mi felicidad inmortalizadas en las fotos que cuelgan de la pared además de mi corazón.

Al salir de mi casa rumbo a la prisión que durante tantos años me ha preparado para mi futuro, levanto mi cabeza hacia el horizonte y veo la sonrisa de mi padre dibujada en el amanecer, acto seguido comienzo a hablar con él:
 
“Buenos días papi, ¿Es un nuevo día eh? El tiempo corre tan rápido que he perdido la cuenta de todas las veces que he bajado este camino pensando en ti, je no puedo evitar sonreír, ya ves, lo hago porque sé que es lo que tu querrías. Mírame, así podrás sentirte orgulloso, algún día te veré y entonces hablaremos de todas nuestras aventuras juntos”

Llego a mi lugar de estudios, empiezo a desentumecerme de los sueños de Morfeo, veo a mis compañeros, las bromas, risas y miradas asesinas se suceden a lo largo de las horas. En cierto momento del transcurso del tiempo miro por la ventana observando el cielo azul:

“¿Qué estarás haciendo ahora? Probablemente ni piensas en mi, ironías de la vida je, se supone que la mujer es más sensible, y yo aquí rebanándome los sesos preguntándome como estarás, sobretodo si te encuentras decentemente bien, bah, seguro que si, sabes cuidarte sola. No hay nadie más valiente que ella, después de todo, también me ha enseñado más que ninguna otra.”

Me dirijo a casa después del tiempo escolar, sabiendo que la subida hacia esta es muy ardua cojo aire y empiezo la caminata. El olor de la comida recién hecha empieza a fluir hacia mi nariz cuando me acerco por la calle pero antes de entrar al portal de mi dulce hogar. Me doy la vuelta para observar el paisaje, y allí esta: El mar.

“Azul como siempre, y tan precioso como cabe esperar, creo que si no llega a ser por la amistad de verano que hice con aquella chica no sabría apreciar lo valioso que puedes llegar a ser, y ahora por tu culpa estoy atado a las cadenas del recuerdo porque todos los días la rememoro con tu visión, desearía que te secaras a veces para poder viajar más fácilmente a verla, pero mejor no, quédate ahí para que en un futuro cuando nos volvamos a ver tú seas testigo de nuestras conversaciones y sonrisas”


*Perdónenme que no siga escribiendo pero es una entrada larga y quiero escribir de forma precisa lo que siento tengo que dividirlo en dos partes para que sea así, no me queda más remedio que decir:*

Continuara…

In memorandum



Un ángel se me acerco un día por la noche cerrada y me pregunto:

+ ¿Qué es lo que has hecho?


-He estado viajando por miles de mundos descubriendo personas que me abrieron o me cerraron su corazón. Me he estrellado quedándome en el suelo llorando y gritándole a la vida lo sucia que es, o me he levantado con lágrimas dejando salir toda la amargura que llevaba dentro.


<<He descubierto la más vil de las traiciones viviendo para perdonarla, y descubrir la más verdadera fidelidad en una simple mirada que se unió con cadenas a mi alma.
He soñado con la más bonita de las princesas y me he despertado con la cruda realidad que me robaba mis sonrisas. He vivido la muerte en mis carnes quitándome las ganas de vivir y he encontrado las más lindas razones para plantarme frente a la alegría y darle un abrazo.>> 

<<Me he enfrentado a los monstruos como el orgullo, las mentiras, la ignorancia y he salido vencedor, he buscado lo que para mi han sido siglos compañeros como la verdad la humildad para que caminen a mi lado. He sido el pañuelo de muchos mientras mi alma se resquebrajaba en mil pedazos, he sido mi propio constructor de corazones mientras veía con mis ojos tristes como salían de mi vida los que me habían jurado fidelidad.>>


<<Al final de todo sigo navegando por la vida en un mar de estrellas descubriendo nuevas aventuras, mirándome a un espejo y preguntándome ¿Que he hecho?>>


Me miro con curiosidad, como si su majestuosidad le impidiera comprender cada una de mis palabras acto seguido se sentó junto a mí y me pregunto:


+Y… ¿ Si pudieras tener cualquier cosa? ¿Qué quieres?


- ¿Que quiero? Quiero vivir como si cada día me aventurara en los caminos del amor por primera vez pero quiero a su vez ser como el veterano que tienes décadas de experiencia. Quiero tener la inocencia de un niño para recobrar mi fe perdida en las personas pero el conocimiento de un sabio para no equivocarme al tomar decisiones.


<<Quiero una princesa con la que pueda acariciarle sus pétalos pero que me pique con sus espinas para poder cogerla con dulzura. Quiero ser autosuficiente para no depender de esta sociedad, pero quiero a mi madre con sus antiguos cariños que sacaban a flotar mis alegrías. Quiero tener el poder de repartir amor y la capacidad de acabar con la vida de las caras tristes>>


<<Quiero un mundo sin palabras vanas en una pantalla, quiero poder hacerme escuchar en cada rincón del mundo. Deseo despertar de este absurdo planeta para soñar con una sociedad justa. Quiero tener cerca a los que quiero y olvidar a los que me aportan mal a la vida. Pero ante todo quiero seguir viajando para aprender a vivir la vida>>





Galan de noche


Todo el mundo se acercaba a disfrutar la torre aquel día, 14 de febrero y la señora Eiffel se erguía orgullosa bajo miles de fuegos artificiales pintando la noche de colores, que los chicos utilizaban para manifestar su amor ante sus princesas y el mundo entero. Pero entre tanta pasión, un chico paseaba bajo las estrellas sin vivir el bonito sueño, al contrario de cómo pasaba alrededor.

Vi que se sentaba en un banco tras un enigmático suspiro, y empezó a tirar piedras al agua teñida de oscuridad que lo acompañaba a solas. Una chica pasó junto a él, pero le picaba la curiosidad y se sentó a su lado:

+ ¿Por qué tiras piedras?

-Hoy todos derrochan su amor, yo prefiero guardarme el mío, e imaginarme que las piedras son las oportunidades perdidas-dijo con una enigmática sonrisa- Además, es mucho mejor que estar paseando sin hacer nada.

Ella cogió un par de ellas y las empezó a lanzar al lago,  su acompañante la miraba; su mano, su muñeca, su rostro y cada uno de sus gestos mientras ella se limitaba a mirar las profundidades del lago y sonreír.

-¿Crees en el amor?

+Pues creo en lo que me muestran- Dijo guiñándole el ojo- ¿Y tú?

-Creo en lo que me pueden demostrar- pronuncio respondiendo a su guiño con el otro ojo.

De repente se empezó a escuchar una música lejana de la torre del amor que parecía despertar deseos ocultos.

-¿Me concedes este baile?

+Por supuesto

Y mientras su sueño empezaba a hacerse realidad la noche se volvió a iluminar multicolor ante sus ojos. Y cuando ella levanto su cabeza hacia el cielo.

+ No me gustan, tapan las estrellas- De repente lo pilló mirándola- ¿Qué pasa?

-Bueno, ¿Para qué necesito mirar estrellas hacia arriba si ya tengo una enfrente?

Desde ese día el destino fue marcado, se convirtieron en grandes amigos y con el tiempo en pareja, no dejando nunca de caminar la vida juntos. Y puedo decir que en la vida he tenido mejor acompañante

Hall de la fama

Su futuro se sostenía en cuanto más podría aguantar huyendo, las gotas de sudor rodaban a través de su pálida frente, y su cara expresaba un temor infantil, tocada además con una negación de la realidad. Y él seguía corriendo mientras el sonido de las incesantes sirenas marcaban el temor en su rostro.

Torció en una esquina donde no podían seguirlo, miró sus manos culpables: una pistola de juguete de cuando apenas tenía cinco años, recordaba que en esa época el mundo le resultaba un gran enigma, y mirando su otra mano; un fajo de billetes que milagrosamente proporcionarían la ayuda necesaria para que su hermanita tuviera una oportunidad de vivir.

Apenas se estaba recuperando de la carrera, cuando un mendigo apareció ante sus ojos dispuesto a quitarle el dinero que había reunido, se palpaba la desesperación que tenía aquel hombre por comer e inmediatamente supo que no serviría de nada apuntarlo con aquel recuerdo de su infancia, tendría que plantarle cara.

Lanzó el primer puñetazo “Debes ser el mejor, el rey del tablero, sobrevivir”. Acertó en la nariz y la confusión se apodero de su contrincante, se agachó “Debes romper, cruzar las montañas que hagan falta, levántate y mira a la muerte a la cara”. El mendigo intento golpearle la cara, él hizo una finta y preparó el puño “Debes ser el héroe, levantarte y triunfar” el derechazo le acertó en la mandíbula y su adversario cayó al suelo con una línea de sangre en sus labios “Debes ser el héroe”.

Antes de salir del callejón, un señor trajeado de blanco avanzó aplaudiendo pausadamente, le puso una mano en el hombro y le dijo “lucha para mí, yo te puedo echar una mano chico”. El pequeño asintió con fuerza, arrojó el dinero lejos y siguió a la repentina esperanza que acaba de aparecer.

Y allí estaba; le aplaudían, le llamaban, el mejor, el invencible…. El se limitaba a caminar hacia el ring, mirando la foto que sostenía en su cuello de su pequeña hermana, la razón por la que luchaba y se decía a si mismo “Debes ser el héroe”

Mientras tanto un mensaje llegaba a su móvil en los vestuarios: “La operación ha sido un éxito”