Una
suave hoja verde desciende lentamente cortando el frio aire que se adentra en
mis pulmones, insuflando vida a cada parte de mi cuerpo, permitiendo a mi
cerebro regenerar unas esperanzas que ya se creían perdidas en las inmensas
corrientes del tiempo, a mi ser recuperar unos sueños que prácticamente habían
desaparecido en el horizonte de mi vida, unos ánimos que jamás pensé que
volverían del abismo del olvido.
Con
una suma tranquilidad observo a mí alrededor intentando encontrar a la persona
que se había dignado a sostenerme mientras sucumbía al derrumbamiento de mi
universo interno, pero aun a pesar de mirar mas allá de cada colina empapada de
recuerdos, no consigo vislumbrar nada familiar, y en el fondo de mi corazón
nace un deseo irrevocable de hallar a esa persona que me susurro al oído
“aguanta” mientras unas lágrimas blancas corrían por mi polvorienta cara.
Observo
el camino que antaño se tornaba gris, ahora cambiaba a un color más alegre y se
delineaba un camino rodeado de un verde esperanza que incitaba a mis piernas a
dejarse llevar por un suave viento que acariciaba cada uno de los sentidos de
mi cuerpo, miro hacia el cielo y por primera vez en mi existencia asisto a la
salida del cálido sol que tanto había ansiado tiempo atrás.
Y
antes de decidirme a avanzar por la senda de la vida para buscar a esa persona del destino, no puedo evitar notar que
mis piernas ya no arrastran las cadenas del dolor que tanto habían hecho
sangrar mis tobillos con los vanos problemas
de mi mente, me sentía libre, cogí aire y a la misma vez que daba el
primer paso para fijar mi nuevo destino, una suave hoja verde se poso en la
palma de mi mano.
Ya te comenté por Facebook mi opinión, pero por si acaso te la resumo. Amigo, mola lo que creas, y además tienes repertorio, así que sigue creando. ¡Queremos ver más!
ResponderEliminar